El Reino Angélico, El Centro de Equilibrio entre Vida y Forma.
V.B. Anglada
Cuando analizamos la relación existente entre la Vida espiritual y la Forma material, entre la Voluntad de Ser y el Propósito de Realizar, observamos los fenómenos producidos en el espacio por las dos fuerzas básicas que rigen el orden cíclico del Cosmos; hacia adentro, hacia el alma espiritual o ser inmanente se halla el secreto psicológico de rotación o de gravitación; hacia afuera, en dirección al Ser trascendente que llamamos Dios, se halla el misterio psicológico de traslación o de expansión cíclica. Esotéricamente -y siempre debo hacer esta obligada aclaración- se percibe un espacio geométrico que es externo y otro espacio psicológico que es interno.
Las condiciones que rigen el Espacio -considerado como una Entidad- son idénticas en los dos casos, pero cuando hablamos de un espacio geométrico introducimos en nuestro estudio el factor tiempo, el cual condiciona desde el centro gravitatorio de todo cuerpo de sustancia las cualidades psicológicas que sólo con el tiempo pueden manifestarse y llegar a su plena madurez y perfección. Llegará sin embargo un momento en la vida de todo ser viviente en que el tiempo y el espacio se equilibrarán adecuadamente y constituirán un fenómeno único de conciencia, de unidad o de síntesis. Es en aquel momento solemne en la vida de la Naturaleza, de un Reino, de una Raza, de una Especie o de un ser humano que se cumplirá un destino establecido de perfección y se realizará plenamente un ARQUETIPO, depositario de una Idea de Dios y contenedor de ciertas elevadas cualidades de Sí mismo. ¿Cómo ha sido posible tal prodigio? ¿Cómo se ha realizado tal milagro? Todo en la Naturaleza es un prodigio, todo es un milagro.
Pero ha sido realmente la ley del esfuerzo fustigado por el sentido infinito de una gran Necesidad Cósmica de expansión vital el que ha hecho posible que se creara una síntesis, que se conquistara una Verdad y se diera testimonio objetivo de una Ley. El principio de analogía hace el resto mostrándole al investigador esotérico en forma concreta, clara y objetiva la incalculable serie de procesos concatenados procedentes de las dos infinitas vertientes de la Vida, subjetiva y espiritual una y objetiva y material la otra, pero que igual que dos afluentes del mismo río convergen en la majestad infinita del insondable Océano de la existencia universal. El espacio geométrico y el espacio psicológico se han unido y reconciliado después de inmensos periodos de lucha y de conflicto y ya jamás podrán marchar por separado, al menos desde la consideración o punto de vista racional del hombre.
Esta idea podría apuntar seguramente hacia metas más elevadas todavía, como por ejemplo, la indagación de las causas supremas de esta acción unificadora de síntesis dentro de la cual lo inmanente y lo trascendente, la gravitación hacia adentro y la expansión hacia afuera, la fuerza centrípeta y la fuerza centrífuga, el ideal y el ARQUETIPO, tiempo y espacio, etc. han llegado a un augusto Centro de Cumplimiento universal.
Ahora bien, los factores cósmicos o los intermediarios divinos que han prestado su colaboración en la magna obra de realizar un ARQUETIPO, es decir, los Ángeles o Devas, realizaron su misión equilibrante entre la Vida y la Forma liberando del seno profundo de los espacios intermoleculares o de las profundidades misteriosas de los éteres universales, las energías cósmicas que producen perfección y armonía. Por ejemplo, en el centro místico de los movimientos de rotación y de traslación de cualquier cuerpo celeste hay un ESPACIO eternamente virgen, libre absolutamente de karma, dentro del cual no opera fuerza gravitatoria alguna, pero que es la causa promotora del equilibrio universal.
Y si extremando la idea imaginamos, tal como lo hemos hecho ya en otras varias ocasiones, que tales espacios interespaciales o intermoleculares no están vacíos, sino que están habitados y dinamizados por una especie particular de vida, muy diferente de la nuestra quizás, pero dotada de una increíble y extraordinaria capacidad de síntesis, el Reino Dévico o Angélico, tendremos en nuestras manos el elemento supremamente vital que nos faltaba para poder explicar razonablemente el misterio creador del Equilibrio universal, abarcando la totalidad de la Creación divina.
El Arquetipo.
Cuando lo inmanente y lo trascendente de cualquier ser viviente se han unido o reconciliado en cualquier momento del tiempo y en cualquier lugar del espacio, se produce un milagro de rara y espectacular belleza. Platón lo llamaba ARQUETIPO, la síntesis geométrica de belleza alcanzada por un cuerpo en la vida de la Naturaleza, mineral, vegetal, animal o humano. Pero, existe también en el nivel que sea una energía espiritual que ha logrado redención, siendo psicológicamente perfecta su expresión a través de aquella bendita forma, teniendo en cuenta que no puede haber perfección posible en la vida de la Naturaleza si no se realiza previamente un equilibrio verdadero entre una razón interna, o propósito creador, y una manifestación externa por medio de una cualificada forma geométrica. Tal equilibrio no hubiera sido posible a no mediar el tercer factor, aquel poder aglutinante de la energía material y espiritual al que místicamente llamamos ALMA.
Todas las formas de la Naturaleza poseen un Alma que las dota de conciencia y de un impulso vital, dinámico e irresistible que las orienta hacia un definido propósito de redención o, si Uds. lo prefieren, de perfección. Sin embargo, la redención y la perfección no constituyen metas rígidas o estáticas, sino que son antesalas de mayores conocimientos y realizaciones. Por lo tanto, cuando hablemos de Arquetipos en relación con las formas geométricas hacemos referencia a un estadio de perfección orientado siempre a nuevas y más esplendentes perfecciones. De ahí que la perfección que no constituye un fin en sí misma sino que es un eterno movimiento hacia más elevadas realidades, no está condicionada a meta definida alguna, ya que una vez la Naturaleza ha realizado el milagro de un Arquetipo, en el nivel, plano, reino o especie que sea, abre automáticamente la perspectiva de nuevos y más esplendentes Arquetipos o Modelos a realizar.
El Arquetipo del hombre se halla virtualmente en el ser ANDRÓGINO, aquél en cuyo centro de conciencia se han fundido o reconciliado todas las posibles polaridades. Al igual que ocurre con el misterio de la electricidad, cuyo centro de equilibrio o reconciliación es la Luz, el Alma del hombre es el centro de reconciliación entre el Espíritu y la Materia, entre la Vida divina y la forma geométrica del cuaternario inferior, entre el propósito de SER y la acción de REALIZAR. En el centro de la eterna Balanza de la Justicia kármica se halla el alma del hombre, decidiendo, luchando, sufriendo y gozando..., hasta que llega un día en que la Balanza se equilibra, el Espíritu y la Materia ya no luchan entre sí; se hallan perfectamente integrados en el centro causal del Alma y se produce entonces aquel fenómeno humano que esotéricamente se denomina el ANDRÓGINO, la realización perfecta del hombre que ha consumado su destino.
La mente humana ya no lucha ni se extiende horizontalmente a la búsqueda de conocimiento y su corazón se halla desapegado y libre de todo deseo. El Fuego de Kundalini circula libremente entonces por todos los centros etéricos; alrededor del SUSUMMA, IDA y PINGALA se hallan perfectamente equilibrados y el Fuego -tal como místicamente se dice- se ha convertido en LUZ, una Luz que orienta hacia las más elevadas realidades cósmicas. En tal estado de realización el cuerpo físico, ya pertenezca a un hombre o a una mujer, deja de sentir atracciones o estímulos de carácter sexual. Nada ni nadie pueden afectar ya este equilibrio estable en la vida de la naturaleza humana y cuando en el proceso cíclico de la muerte física tal esplendente y cualificado cuerpo arquetípico ha de ser abandonado, la conciencia del alma no se refugia en el Devachán, la zona intermolecular o de descanso angélico en el plano mental, sino que se fusiona absolutamente con la Mónada espiritual, el verdadero y único SER del hombre.
Si algún nuevo nacimiento tuviera que producirse en el devenir del tiempo, la Mónada o Espíritu se manifestaría físicamente sin necesidad de sujetarse al ordinario proceso de concepción nacido de la dualidad masculino-femenina que rige para todos los seres humanos que no lograron todavía su perfección individual, sino que será realizado por medio de un ímpetu de amor y utilizando creativamente las fuerzas angélicas del espacio para construir el Vehículo adecuado a la realización de ciertos nobles fines que sólo la Mónada espiritual conoce y sirve. A este Cuerpo de radiante y sublime irradiación que el Iniciado crea con ayuda de los Devas superiores se le llama esotéricamente LINGA SARIRE y tiene la propiedad de no envejecer, de estar libre de enfermedades y de persistir en el plano físico todo el tiempo que sea necesario para el cumplimiento de la obra jerárquica aceptada voluntariamente por la Vida infinita de la Mónada espiritual.
Otra de sus propiedades es la de hacerse invisible a voluntad y de surgir inesperadamente de los éteres del espacio cuando así conviniere a los propósitos monádicos. Este Cuerpo, un verdadero TALISMÁN viviente está bajo la custodia de ciertos Devas de elevadísima evolución que hacen circular PRANA de las más elevadas regiones del éter a través de cada uno de sus componentes moleculares, construidos únicamente con átomos seleccionados del cuarto nivel etérico y que son atraídos en virtud de un sonido o Mántram especial que pronuncia el Iniciado cada vez que tiene necesidad de utilizar su LINGA SARIRE para poder manifestarse sustancialmente en el mundo.
En estas últimas ideas y consideraciones hallarán Uds. no pocos indicios acerca de la actividad de aquellas gloriosas Jerarquías Dévicas, denominadas en algunas partes de este Tratado Esotérico sobre los Ángeles, Señores de los Arquetipos, Quienes, bajo la suave imposición del Adepto, construyen los Cuerpos Sagrados o Langas Sarires necesarios para el cumplimiento de alguna misión especial en el mundo, siguiendo el criterio universal de la Gran Fraternidad Oculta que guía los destinos espirituales del planeta Tierra...
Vicente Beltran Anglada
CONVERSACIONES ESOTERICAS
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