Pase magnético.
Chico Xavier
– ¿Cómo podemos encarar el pase magnético en el campo espírita, desde el punto de vista de la medicina humana?
– En realidad, para conseguir alguna idea precisa en el diccionario terrestre con respecto al poder del fluido magnético, que constituye por sí una emanación controlada de la fuerza mental regida por la palanca de la voluntad, será interesante imaginar a nuestro vehículo de manifestación como siendo el Estado Orgánico con el que nos expresamos en nuestra condición de Espíritus inmortales, en una inmensa graduación evolutiva.
Semejante esfera celular, para nuestra concepción más simple en la técnica fraseológica de las criaturas encarnadas, puede ser dividida en dos partes esenciales: el hemisferio visible o campo somático, y el hemisferio, por ahora invisible en la Tierra, del sensorio común, o campo psicosomático (1).
(1) Definición solamente aplicable en el Plano Físico más denso. [Nota del Autor espiritual].
En el primero, tenemos la expresión fisiológica tangible, capaz de ofrecer elementos positivos de estudio a la investigación histológica.
En el segundo, nos encontramos con el periespíritu de la definición kardeciana, o cuerpo espiritual, que preside todas las formaciones del cosmos físico.
Observando, de tal manera, el medio de manifestación de la inteligencia como un Estado Orgánico perfectamente estructurado en su base y comportamiento, es fácil concebir a sus órganos como sectores diferenciados entre sí, a pesar de conjugados y sincronizados en la acción para los mismos fines, apreciando a sus millones de células como entidades microscópicas en comunidades diversas, al igual que pueblos infinitesimales que se caracterizan por sus actividades específicas.
Representando el sistema hemático, en el cuerpo humano, al conjunto de energías circulantes en el psicosoma, energías esas tomadas por la mente a través de la respiración, del infinito reservorio del fluido cósmico, es hacia él que debemos prestar la mayor atención, dado que se encuentra íntimamente asociado al estímulo nervioso o aparato de comunicación entre el gobierno del Estado simbólico a que nos referimos y sus provincias o sectores y ciudadanos: –los órganos y las células–.
Correspondiendo a los centros vitales del periespíritu –que no podemos entender ahora por falta de una terminología adecuada entre los hombres–, tenemos el eritronio, elleucotronio y el trombonio, así como el sistema retículo-endotelial y los ganglios linfáticos dando nacimiento, en el plasma sanguíneo, a las colectividades corpusculares de las hemacias, de los leucocitos, de los trombocitos, de los macrófagos y de los linfocitos, dividiéndose a través de familias numerosas en trabajos, desde los motores generatrices del bazo y de la médula ósea, del hígado y de los ganglios hasta el estroma de los órganos.
Reconociéndose la capacidad del fluido magnético para que las criaturas se influencien recíprocamente, con mucha mayor amplitud y eficiencia actuará él sobre las entidades celulares del Estado Orgánico –particularmente las sanguíneas y las histiocitarias–, determinándoles el nivel satisfactorio, la migración o la extrema movilidad, la fabricación de anticuerpos o, además, la improvisación de otros recursos combativos e inmunológicos en la defensa contra las invasiones bacterianas y en la reducción o extinción de los procesos patogénicos, por intermedio de órdenes automáticas de la conciencia profunda.
Toda caída moral opera, en los seres responsables, cierta lesión en el hemisferio psicosomático, la cual se refleja como una desarmonía en el hemisferio somático o vehículo carnal, provocando una determinada causa de sufrimiento.
El dolor, por tanto, de una u otra manera, es siempre una situación de alarma o emergencia, más o menos durable en el imperio orgánico, requiriendo el socorro externo de la medicina del cuerpo o del alma para el logro del alivio o de la cura.
Mediante el pase magnético, con todo, fundamentalmente aquel que se basa en el divino manantial de la oración, la voluntad fortalecida en el bien puede rehabilitar a la voluntad debilitada de otro, a efecto de que esa voluntad nuevamente equilibrada y ajustada a la confianza magnetice naturalmente a los millones de agentes microscópicos a su servicio, logrando con ello que el Estado Orgánico, en tal o cual contingencia, restablezca su equilibrio normal indispensable.
Así es que orar en nuestro favor es atraer la Fuerza Divina para la restauración de nuestras fuerzas humanas, y orar en beneficio de los demás, ayudándolos a través de la energía magnética, a disposición de todos los Espíritus que deseen realmente servir, será siempre como asegurarles las mejores posibilidades de auto-reajuste, comprendiéndose, sin embargo, que si el amor consuela, instruye, armoniza, eleva, recupera y redime, todos estamos condicionados por la justicia a que voluntariamente nos sometamos, ante la Vida Eterna, justicia que preceptúa, conforme a la enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo, sea dado esto o aquello a cada uno según sus obras, correspondiéndonos recordar que las obras felices o menos felices pueden ser fruto de nuestra orientación de todos los días y, por tal razón, todos los días será posible alterar el rumbo de nuestro propio derrotero.
– ¿Cuál es la velocidad de la emisión fluídica de un pase?
– La cuestión involucra, fundamentalmente, el estudio de la partícula del pensamiento en su composición estructural y potencial, para lo cual aún no poseemos ningún recurso para su definición contando con los alcances humanos.
Uberaba, 11-06-1958.
Extracto de Evolución en dos mundos a través de Chico Xavier
Obra mediúmnica dictada por el Espíritu ANDRÉ LUIZ
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